Esta no es una broma,reclama tu premio,eres el visitante

jueves, 27 de enero de 2011

Las Noticias De hoy:

Sé que usted se sienta todos los días a las 9 pm, cansado de un largo y estresante día laboral, con ganas de descansar un momento, prender la tele y ver lo que los canales llaman “informaciones”.

Lo primero que vemos en sus pautas es el lado policial, ya no con esos lanzazos asaltos a mano armada y asesinatos a sangre fría (lo que veíamos hace un año atrás) ahora son problemas familiares riñas familiares peleas con el vecino robo a una parcela. Después pasamos a ver los lados judiciales, las demandas y los juicios, esos que son bien largos y que están por lo menos una semana en lo mismo. Luego comerciales para dar… El “Deporte” y eso si lo reconozco me gusta mucho el fútbol, pero Colo-Colo, la U, La Católica el Barcelona y el Real Madrid no son todo lo que se llama “Deporte”, varios podrán decir: “es que el golf el basquetbol no venden mucho y a muy pocos le interesa” Yo me pregunto ¿lo mismo pasa con todas las noticias? Ósea que ¿Porque a la mayoría no le guste ver tal noticias ellos no la darán? Ciertamente nos están escondiendo algo.

Luego, Pasan a las noticias Internacionales y dan la información así: en Túnez la población derrocó al presidente Ben Ali, unas par de frases y pasan a la siguiente y terminan con ese bloque como si no fuera importante saber como esa gente se unió para derrocar un régimen, eso se hace por el futuro de ellos el de sus hijos y el de futuras generaciones que no deben dejar que una persona le cagué la vida a miles para su beneficio personal. Para rematar con la mejor de todas las informaciones: Los lentes de sol, esos que se compran en la cuneta, como si eso fuera demasiado importante como para cambiar mi vida o preocuparme de que los lentes que venden en la Alameda quitan menos el sol que los de avenida Matta.
A veces pienso que debe ser un terror para ellos qué la gente se esté informando de todo sobre el Transantiago por ejemplo, y que la evasión ya no es una real justificación, se una y salga a manifestarse como lo hizo la gente de Magallanes, que a todo esto los canales le daban 3 a 5 minutos como mucho. ¿No es más importante saber a quién nuestro estado (que somos todos nosotros) le está dando la explotación de nuestro cobre? ¿Cuánto ganan esos señores que la explotan? ¿Cuanto dejan para el país? Y cuando dicen que vienen de países lejanos a sacar el cobre porque encontraron que este era un lindo país me parece que nos están viendo las bolas con ese argumento.

Piénselo usted también y no se haga el loco, que este país lo construimos todos nosotros, si nosotros no alegamos ninguna persona que esté allá arriba lo hará, ellos están bien y La gente de la tele también. Por mientras yo apago la tele y me informo por radio, alguna que tenga opinión (que las hay) y por Internet, aunque este no sea accesible para todos, si alguien está dispuesto a levantar y empuñar su mano por una causa justa para todos, estaré apoyando y espero algún día todos lo hagamos.

lunes, 18 de octubre de 2010

Hay ciertas cosas que deben masificarse...

En los medios "tradicionales" muy pocos periodista realmente se atreven a decir lo que piensan, menos cuando reciben un premio, muchos dependen de su ambición de fama y dinero que les da su trabajo.
Por eso las palabras de Nibaldo Mosciatti de radio Bio Bio me impresionan y me dejan un sentimiento de rabia y honestidad tremenda, que lo hace mucho más creíble que cualquier otro comunicador, aveces la verdad duele y lo más probable es que don Nibaldo no lo nominen nunca más, solo por decir lo que piensa...
Discurso Nibaldo Mosciatti:
Como el orden de los factores SÍ altera el producto, este discurso comienza así: ¡Familia!, Constanza y retoños, amigas y amigos, queridos auditores, añorados lectores, circunstanciales televidentes, jurado del premio, embotelladora del premio (siempre hay que ser bien educado), autoridades varias y vagas; autoridades en la vaguedad. O sea, en la distancia. Amablemente.
Este texto consta de tres partes. A saber: agradecimientos, reflexiones sobre el oficio y, finalmente, piloto para un espacio de radio de trasnoche. Vamos, pues…
1.- Agradecimientos:
Quiero agradecer a mis maestros. A los que, primero, me enseñaron. Quiero agradecer a mis padres. El rigor de la Loli y la fantasía de Pocho. La perseverancia y pasión de ambos. El aprendizaje de ver pasar el río, de plantar algunos árboles. El vivir la vida sin ambición por el dinero, ni ínfulas sociales.
En este oficio de periodista quisiera haber heredado una pizca del talento, la sensibilidad y la rebeldía de mi padre. Sin esas cualidades, el periodismo se convierte en otra cosa: en una simple reproducción de discursos, en un engranaje más de las máquinas de los poderes y los poderosos, en esa cosa amorfa, triste, gelatinosa, y, a veces, ruin y malvada, que son las relaciones públicas o todo tipo de comunicación que está al servicio de unos pocos en detrimento de la mayoría anónima.
Quiero agradecer, andando ya el camino, a algunos profesores. De mi colegio: Lamiral, Varela, Tolosa, Fierro, Boutigieg, Pilon, Biancard. La añoranza de ese espacio de libertad cuando la libertad escaseaba.
Y de la Universidad… allí, en verdad, gracias a pocos. Es más, si hablo largo terminaría a los garabatos y repudiando a muchos de esa Universidad Católica, la UC de aquella época, puta prístina de la dictadura, con sus sapos, sus silencios cómplices, sus injusticias mofletudamente bendecidas, bendecidas por sus monseñores y sus autoridades venenosas que no se arrugaban en tolerar, avalar y alentar la brutalidad para preservar el orden, que era un orden chiquitito, orden sólo de ellos.
Doble mérito entonces para mis profesores de la Universidad a los que agradezco: Juan Domingo Marinello, Cacho Ortiz, Gustavo Martínez y los Óscares: Saavedra y el RIP González, lo que no es maldad, porque todos nos vamos a morir. Así es que RIP nomás.
Y, en el oficio, más gracias. Gracias a algunos que me apuntalaron, mostrándome matices de dignidad: Salvador Schwartzmann, Jaime Moreno Laval, Mario Gómez López, Gabriela Tesmer.
Los otros, los amigos que me enseñaron y que, por sobre todo, quiero: Andrés Braithwaite, el mejor editor de prensa escrita que haya conocido nunca; Pancho Mouat; los laberintos del pensamiento de Ajens; Pablo Azócar y el filo de su pluma; Rafael Otano y su erudición que te obliga a ubicarte donde siempre debe ubicarse un periodista, que es en la ignorancia; y Patricio Bañados, que me ha mostrado el valor de las convicciones y la decencia que debería imperar en este medio. Pero ustedes lo saben: NO impera.
En cuanto al premio mismo, gracias al premio, que permite esta convocatoria. Así veo a gente que quiero. Premio gracioso y gaseoso. Tan gracioso que creí que era pitanza. Premio de fantasía y bebestible, para mí, que me ufano de haberme criado bebiendo agua de un pozo alimentado por una napa subterránea que desciende al río Bío Bío desde la cordillera de Nahuelbuta. Agua pura.
Gracias, entonces, al jurado que me eligió. Gracias sinceras porque, por lo demás, no he postulado a premio alguno, lo que me indica que mi nombre les salió del corazón. O de la razón, lo que no sé si es mejor o peor, todavía.
Y gracias a la empresa que da el premio. Premiar periodistas es labor samaritana. Mejor que el Hogar de Cristo o la Teletón, en la medida en que no se convoque, paradójicamente, a la prensa.
Sugiero a la embotelladora que también se incluya, en galardones paralelos, a zapateros remendones, desmontadores de neumáticos en vulcanizaciones, panaderos, imprenteros, empastadores de libros, ebanistas y expertos en injertos de árboles frutales, para que se consolide la idea de que lo que se premia es el ejercicio de un oficio, el día a día de las letras, y no la ruma de certificados, con sus timbres y estampillas, ni la galería de cargos, ni, menos todavía, la trenza de contactos, pitutos, militancias, genuflexiones (para no usar imágenes obscenas) favores y deudas. Así debiera ser.
En suma, muchas gracias. Gracias por mí, pero también gracias por La Radio. Este premio es, en gran parte, mayoritaria parte -seamos sinceros-, un premio a Radio Bío Bío. Un premio a un proyecto que nació en 1958, en Lota, con radio El Carbón. Un proyecto que mi padre no sólo ideó, parió, construyó, afianzó y encauzó, sino que es un proyecto que sigue siendo fiel –y esperamos no tropezar nunca en ello– a lo que mi padre quiso. Eso es lo que más se merece un premio: la idea de un medio de comunicación al servicio de la gente, sin cálculos, sin ideas de trampolín para lanzarse a otra piscina. Señoras y señoras, muchas gracias.
2.- Reflexiones sobre el oficio:
Lo primero es que trataré de evitar, probablemente, sin éxito, el peligro de todo discurso, que es terminar pontificando. Imagínense: yo de pontífice. Pondría mis condiciones eso sí: fin al celibato y, por supuesto, me negaría a usar esas polleras que usan los pontífices. Báculo sí usaría: más de alguno con que me cruzo merece un garrotazo, y los báculos papales y obispales, a veces pesados con tanto oro, deben ser buenísimos para tal efecto.
Bien, no nos desviemos, aunque el tema provoque curiosidad malsana.
Entonces: evitar pontificar. Porque el periodismo debiera estar lo más lejos posible de los pontífices: los de las religiones, la política, los negocios, la banca, el capital, la revolución, la involución, las dietas, las verdades reveladas, las ideologías, la numerología y tantos etcéteras. O sea, lejos de las certezas. El periodismo sólo se sostiene en su falta de certidumbres, en la duda permanente, en el escepticismo, en la incredulidad.
Vivir poniendo en duda todo puede, es cierto, generar angustia. Pero si no se busca el poder, la certeza mayor que te da el poder y, por consiguiente, la posibilidad del abuso –porque eso es el poder: la posibilidad de abusar–; si no se busca esa certeza, se puede vivir de lo más bien.
¿Cómo vivir en el ejercicio de la duda? Aventuro una respuesta: haciéndolo desde la sensibilidad. Sensibilidad para entender al otro. Hacer el ejercicio de despojarse de lo propio –las ideas, los odios, las fijaciones– para intentar reconocer, conocer, entender lo ajeno.
Hay, al menos, dos periodismos. Voy a dejar fuera a esa manga de serviles que, por opción (libero de culpa a los que no tuvieron alternativa), fueron útiles plumíferos de la dictadura. Siempre he sostenido que en dictadura, hacer periodismo es hacer oposición. Si yo pretendiera hacer periodismo en China, hoy, sería agente opositor (y qué bueno que el Premio Nobel de la Paz se haya otorgado a un disidente chino).
Bueno, dejando de lado esto, repito que hay, al menos, dos periodismos: Uno, el que le habla a la gente, porque piensa en la gente y siente que está al servicio de ella. Otro, el periodismo que le habla a los poderes, porque vive en ese rincón restringido y cálido –pero nunca gratis– que los poderes guardan a ese periodismo. Es un rincón un poco humillante, como esas casuchas para los perros guardianes, que te guarece de la lluvia pero que incuba pulgas y garrapatas, pero allí nunca falta el tacho con comida. Sabe mal, pero alimenta. Y, en general, engorda.
Lo que entiendo por periodismo es lo primero: el periodismo es un ejercicio de antipoder. Repartir, difundir, democratizar la información que, si es tenida en reserva por unos pocos, constituye poder. ¿No les suena acaso la figura de “uso de información privilegiada”?
Mi convicción, entonces: lejos de los poderes, que el poder corrompe. Y a más poder o más dinero, más corrupción.
De lo mucho que le debo a mis lecturas –en rigor no he hecho más que repetir cosas que he considerado inteligentes y por otros dichas–, le debo a Albert Camus la mejor definición de patriotismo. Si la bandada de sujetos vociferantes que se dicen patriotas se aproximara a esa definición, algo de eso que se sueña como humanismo sería factible. Escribió Camus, a propósito de la resistencia francesa a la ocupación nazi:
“Fue asombroso que muchos hombres que entraron en la resistencia no fueran patriotas de profesión. Pero el patriotismo, en primer lugar, no es una profesión. Es una manera de amar a la patria que consiste en no quererla injusta y en decírselo”.
Uno podría cambiar el término patria por humanidad y patriotismo por humanismo. Y uno podría considerar que ese ejercicio de humanismo es el buen periodismo.
Para no subirse por el chorro, una advertencia: muchos periodistas estaban o están convencidos que el periodismo es la palanca o instrumento para generar un cambio social. Nica. O sea, no. Quienes piensan así exhiben, quizás sin darse cuenta, una arrogancia y un mesianismo temible. Allí no hay duda, ni cuestionamiento. Los cambios los hacen los pueblos, no el periodismo. Tratemos –termino igual como empecé–, tratemos de no pontificar.
3.- Piloto para un espacio radial en el trasnoche. ¡Invito a que me acompañe (en saxo) Nano González!
¿Por qué te premian? ¿Porque ya eres suficientemente viejo? ¿Por qué ya lo que dices son puras boludeces y tus dichos perdieron filo, agudeza, desparpajo, y te repites como un viejo gagá que no dice nada nuevo ni nada que escandalice? ¿Por eso te premian, porque la lengua te la comieron los ratones? O, mejor dicho, ¿porque tu lengua se pudrió, de desprendió, añeja, agria, inútil?
Sobrevuelas un pedazo de tierra, hermoso por lo demás (bueno, hermoso en lo que va quedando de hermoso, porque lo otro ya lo arrasaron) y te dicen: mira, esa es tu Patria. ¿Qué es eso? ¿Una Patria, La Patria, tu Patria? ¿Para despedazarla y repartirla? ¿Para prohibirla, censurarla, amordazarla? Será mejor, entonces, no tener Patria, y ahorrarnos uniformes, paradas militares, desfiles, aniversarios, profesionales ociosos de la guerra. No, no, no; mejor así: que los militares sigan siendo ociosos y que no ejerzan su trabajo. Digo: no a la guerra. Y agrego: mar para Bolivia, y con soberanía.
En cada uno de nosotros habita ese lobo que ve a los otros como ovejas, y quiere devorárselas. Pero no nos engañemos, los lobos son los lobos de siempre. Se les reconoce por el hedor que van dejando sus meados. No trates de domesticar al lobo. Sácale lustre, aliméntalo con carne cruda y no lo retengas cuando llegue la hora de las dentelladas. ¿Se acuerdan de ese coro, auténtico, maravilloso, porque ponía en duda el orden que es, como todo orden, en el fondo, una prisión? El coro decía: ¡va a quedar la cagada, va a quedar la cagada, va a quedar la cagada…!
Nosotros, asesinos. Esa cualidad última es la que se promueve. No veas al otro como un socio, olvídate del concepto de prójimo (salvo cuando vayas a ese teatro vacío que se llama iglesia). Gánate un espacio, desplazando a otro. Es una lógica asesina. Bienvenidos al carrusel de los depredadores. Nuestro futuro está escrito: feliz regreso al canibalismo.
¿Dónde están los que no están? Bueno, yo lo sé, porque así lo siento: en ningún lado, por algo no están. Chau, listo, se acabó… Pero están. En nuestros recuerdos, en la memoria. Me gustaría que estuviera aquí Galo Gómez. Galo Gómez hijo. Romántico y pendenciero, pero tan buen tipo que sus peleas eran pura bondad. Galito, ¿te mataste o te mataron? No, parece que fue la borrachera y el exceso de velocidad. Te mataste, entonces. Te echo de menos.
Luciérnagas en la noche. Bajo los boldos, vuelan encantadas las luciérnagas de mi niñez y juventud. No las vi por años, casi décadas, hasta que una noche reaparecieron. Allí, en la orilla del Bío Bío. ¡Luciérnagas en la noche de nuevo! Como un mensaje que dijera: no todo está perdido, no todo es derrumbe. La sobrevivencia de las luciérnagas como metáfora de la supervivencia de lo hermoso, de los sueños, de que sigan existiendo luciérnagas para los futuros niños.
Y sí… Quisiera volver a ser un niño. Vivir, aunque sin saber, que todas las posibilidades del mundo están abiertas y disponibles para mí. Eso es la niñez: la infinitud de rumbos, la ausencia, por el momento, de condicionamientos, directrices, guías. El primer día de colegio es el primer navajazo a esa infinitud. Quisiera volver a ser un niño, antes del colegio. Niño, niño. Puro horizonte, posibilidades infinitas. Quisiera ser niño. ¡Y sin premio!
Muchas gracias.

Fuente: http://ciperchile.cl

martes, 20 de octubre de 2009

Los ovnis

Los OVNIS

Hace no mucho tiempo atrás me senté a conversar con un compañero, por cierto estábamos muy aburridos, entre tanto que hablamos salio el temita de lo inexplicable en este mundo como; las pirámides de Egipto, el triángulo de las bermudas, los avistamientos, etc.

Llegando a la casa comencé a ver videos sobre esto que me rondaba en la cabeza, videos tan impactantes que me resultaba interesante poder llegar a alguna conclusión de si existen o no. Muchos dicen que si y otros muy cerrados (habitualmente los que son devotos de alguna religión) dicen fervientemente que ¡no! ay cosas tan inexplicables en el universo que el solo hecho de imaginar que somos una molécula flotando en el universo me hace dudar que seamos los únicos en este mundo.

Preguntas tan legendarias como quienes construyeron las pirámides si con la tecnología que existe ahora seria difícil hacerlas tan perfectas, o el triangulo de las bermudas ¿qué habrá allí?...

Bueno ay cosas que creo nunca se resolverán ¿o alo mejor esperamos hasta el 2012 haber que sucede?, pero ahora que se han descubierto 32 planetas más, fuera de este universo, me hace pensar que no estamos solos…

miércoles, 15 de abril de 2009

¿realidad o ficción en tv?

No sé si para algunas personas les será difícil saber lo que es verdad o ficción, en algunos casos no cuesta tanto darse cuenta, como en algunos programas de televisión, por ejemplo:

-         yingo: no me gusta hablar de programas (ya que no veo mucha tele) pero es inevitable, un programa tonto ,Sin sentido, en donde una persona con análisis simple podría darse cuenta que todo es un tongo, algo libreteado, es un burdo show donde vale el que habla más pestes del otro, lleno de cahuines  ¿ es eso acaso lo que hacemos los jóvenes entre nosotros mismos? ¿ esos son nuestros valores? ¿acaso lo único que sabemos hacer bien es bailar tratar mal al compañero que tenemos al lado?¿ o tratar a la mujer como si fuera sólo un objeto sexual?. No soy ninguna persona que sea perfectamente correcto pero no voy a ser parte de este juego.

-          

 Esta de más hablar de programas de farándula ( que hay muchos),de entretención y humor que a lo mejor está bien, pero “ojo” este es un medio supuestamente de comunicación y prácticamente no está cumpliendo su objetivo que es manternos “bien” informados y que todos tengan derecho aquella, que solo algunos están empezando a acceder. Entonces ¿Por qué el 80% de sus parrillas está basado en estos programas? ¿acaso mientras más incultos más poder podrían tener ellos?.       Ciertamente es así y el juego está resultando…A muchos jóvenes les da la exactamente lo mismo todo.

        Esto se está poniendo cada vez cuesta arriba, mientras más ignorantes seamos los                                                  

Jóvenes, será  mejor para ellos, mientras menos opinemos, harán lo que quieran, y  simplemente ¿Por qué? Por que estos tipos de programas nos mantienen alejado de lo que realmente es importante para nosotros mismos, no sé si la programación cambiará algún día, pero depende de nosotros, buscar información de lo primero que se nos plazca y nos daremos cuenta que siempre ay algo escondido.

 Mantenerse informado y manejar información es igual a tener una opinión, debatir y a veces cambiar las cosas , y así nos daremos cuenta realmente de lo que es verdad y lo que  es ficción.

No pierdas el tiempo leyendo tanto,mira la hora que es!!

San google ubicame esto: